El camino delante...
...que me has enseñado
que es un circulo el camino
y solo el que va muy lejos
puede encontrar su destino
es decir, lo que esta cerca
o el lugar donde ha partido-Facundo Cabral
Se inicia el ciclo académico, y con él, una serie de cuestionamientos personales acerca de -para variar- ¿qué hacer? y a qué dedicarse.
Sin saber en realidad por donde comenzar, lo que queda es hacer un tanteo en la oscuridad, como siempre y en cierto modo, me he encontrado paralizado por varias preguntas a las que no encontraba respuesta.
Al respecto, un conocido planteó la pregunta siguiente: ¿Cómo hacer que la innovación se libere de la necesidad? dando a entender, en este sentido que teníamos que ir más allá, encontrar una respuesta para una pregunta aun no planteada... su idea me dejó pensando y es que, una idea suficientemente seductora puede ser algo poderosamente vacío y por tanto, paralizante, una trampa para la conciencia.
Como ya he manifestado en una entrada anterior y a lo largo de varias notas en mi anterior bitácora (para muestra este par: aquí y aquí) y la verdad no tenía una respuesta clara (tampoco la tengo ahora, pero vamos) y es que tampoco se trata de tener una, al final nos creemos la idea obtenida de, entre otros sitios, la biblia de que hay un sólo camino y que uno debe encontrarlo.
En la sociedad industrial, eso se convirtió en la asociación vocación-profesión, que operaba siempre bajo el supuesto de que ocupabas un lugar dado en la estructura social y que, por tanto, tu empleo -o vocación buscada- tendría que estar acorde con ese acople.
La actual situación de post-modernidad (o de barbarie, según Baricco) abre otras perspectivas, ya no de vocación como inserción dentro de un mercado laboral bien estructurado y donde uno halla su posición entre los engranajes de la máquina sino más bien como algo más cercano al ideal del Hombre renacentista: interesado por muchas cosas, cultor y aficionado de varias artes, contemplador y creador de belleza en su entorno.
Sin embargo, esta apreciación no es suficiente, y creo que debo reformular la pregunta ¿qué hacer? y cambiarla por ¿Qué vida quiero vivir? y allí, de acuerdo al ya desaparecido Bernard Bass el factor verdaderamente relevante (la piedra de toque) es el compromiso con necesidades de un orden más alto, es decir, adscritas a propósitos trascendentes.
Otros, como David Fischman, afirman complementando esa frase que la causa trascendente por excelencia es el servicio a otros, personalmente, no suscribo totalmente esta idea, ya que antes del servicio está la comprensión de la alteridad, y esa, por sí misma, ya es una causa trascendente.
Y bueno, como colofón a esta reflexión, termino con los vídeos que constan líneas abajo, el primero acerca de vivir la vida que uno quiere, no la que las instituciones mandan, el segundo de una niña hablando fuerte y claro frente a la asamblea general de la ONU (no, no pondré el de cierto personaje diciendo "so say we all") y finalmente, uno de Randy Komisar (gracias Academic Earth) en el cual menciona un vital consejo casi de perogrullo: No busques una pasión, busca un portafolio de pasiones y luego, mira la dirección en la que vas y como encaja esta dirección con ese portafolio. Simple, sencillo y útil,o, citando a Arthur Koestler:
floreo, inspiracion, liderazgo, reflexiones, vida
floreo, inspiracion, liderazgo, reflexiones, vida
Sin saber en realidad por donde comenzar, lo que queda es hacer un tanteo en la oscuridad, como siempre y en cierto modo, me he encontrado paralizado por varias preguntas a las que no encontraba respuesta.
Al respecto, un conocido planteó la pregunta siguiente: ¿Cómo hacer que la innovación se libere de la necesidad? dando a entender, en este sentido que teníamos que ir más allá, encontrar una respuesta para una pregunta aun no planteada... su idea me dejó pensando y es que, una idea suficientemente seductora puede ser algo poderosamente vacío y por tanto, paralizante, una trampa para la conciencia.
Como ya he manifestado en una entrada anterior y a lo largo de varias notas en mi anterior bitácora (para muestra este par: aquí y aquí) y la verdad no tenía una respuesta clara (tampoco la tengo ahora, pero vamos) y es que tampoco se trata de tener una, al final nos creemos la idea obtenida de, entre otros sitios, la biblia de que hay un sólo camino y que uno debe encontrarlo.
En la sociedad industrial, eso se convirtió en la asociación vocación-profesión, que operaba siempre bajo el supuesto de que ocupabas un lugar dado en la estructura social y que, por tanto, tu empleo -o vocación buscada- tendría que estar acorde con ese acople.
La actual situación de post-modernidad (o de barbarie, según Baricco) abre otras perspectivas, ya no de vocación como inserción dentro de un mercado laboral bien estructurado y donde uno halla su posición entre los engranajes de la máquina sino más bien como algo más cercano al ideal del Hombre renacentista: interesado por muchas cosas, cultor y aficionado de varias artes, contemplador y creador de belleza en su entorno.
Sin embargo, esta apreciación no es suficiente, y creo que debo reformular la pregunta ¿qué hacer? y cambiarla por ¿Qué vida quiero vivir? y allí, de acuerdo al ya desaparecido Bernard Bass el factor verdaderamente relevante (la piedra de toque) es el compromiso con necesidades de un orden más alto, es decir, adscritas a propósitos trascendentes.
Otros, como David Fischman, afirman complementando esa frase que la causa trascendente por excelencia es el servicio a otros, personalmente, no suscribo totalmente esta idea, ya que antes del servicio está la comprensión de la alteridad, y esa, por sí misma, ya es una causa trascendente.
Y bueno, como colofón a esta reflexión, termino con los vídeos que constan líneas abajo, el primero acerca de vivir la vida que uno quiere, no la que las instituciones mandan, el segundo de una niña hablando fuerte y claro frente a la asamblea general de la ONU (no, no pondré el de cierto personaje diciendo "so say we all") y finalmente, uno de Randy Komisar (gracias Academic Earth) en el cual menciona un vital consejo casi de perogrullo: No busques una pasión, busca un portafolio de pasiones y luego, mira la dirección en la que vas y como encaja esta dirección con ese portafolio. Simple, sencillo y útil,o, citando a Arthur Koestler:
Cuanto más original sea un descubrimiento, más obvio parecerá después.
floreo, inspiracion, liderazgo, reflexiones, vida
floreo, inspiracion, liderazgo, reflexiones, vida
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